Pseudo Dionisio Areopagita

Reseña: Los Nombres de Dios, se investiga la esencia y los atributos divinos y la experiencia mística viene determinada como una cercanía a los más altos de lo divino; una unión con el Bien inefable, el Uno, fuente de toda unidad, ser divino, mente sobre toda mente, palabra sobre toda palabra, que está fuera de las categorías del ser y, no obstante, es comunicado a todas las criaturas; una elevación hacia el Rayo que ilumina y santifica; un homenaje al misterio de la Deidad, que trasciende todo pensamiento y ser, toda palabra e inteligencia y es el sin nombre con todos los nombres; sabiduría para saber que el mal es defecto y carencia de perfección en los bienes que nos son propios...

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Reseña: La Jerarquía Celeste, versa sobre los ángeles y su agrupación en tres tríadas con tres coros cada una (la primera, está compuesta de serafines, tronos y querubines; la segunda, de los coros de las virtudes, dominaciones y potestades; la tercera, de principados, ángeles y arcángeles). La experiencia mística es una empiría de Luz, que atrae y deifica; es salir de Dios y volver a Dios como Rayo de Luz en sí mismo, cuya teofanía son las luces materiales; es elevarse y unirse a Dios desde lo sensible y conceptual hasta lo celestial; es un ascenso anagógico, desde lo inferior hasta lo superior; es coito con la Deidad, que está mucho más allá de cualquier ser y forma de vida...

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Reseña: La Jerarquía Eclesiástica, en que haciendo un paralelismo con aquellas tríadas se habla de 3 sacramentos, de 3 grados en el orden sacerdotal y de 3 grados en los laicos, uno de los cuales, el de los imperfectos, se divide de nuevo en otros tres. En ésta, la mística es el deseo de belleza que nos eleva hacia Dios, y diviniza nuestra vida, hábitos y actividad. Apunta a ver el santo y divino Rayo luminoso de Jesús mismo, como bálsamo de suave deleite y fuente fecunda de fragancias divinas. Mira a ser revestidos de luz e iniciarnos en la obra de Dios para alcanzar la perfección y perfeccionar a otros. Tiene como objetivo participar lo más posible en aquel que es sabio, hermoso y bueno. Permite la contemplación y la unión con lo divino. Su fin es amar a Dios...

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Reseña: Sobre la teología mística, en que se trata de la unión del alma con Dios. El capítulo I está dedicado a la divina tiniebla. El cap. II se ocupa de la unión con Dios y de la alabanza al Autor de todo y que está por encima de todo. El cap. III analiza la teología afirmativa y la teología negativa. La teología afirmativa tiene tres momentos: los misterios de la Trinidad y de la Encarnación, los nombres inteligibles de Dios; La teología negativa procede de lo bajo hacia lo alto: niega los símbolos materiales, luego los conceptos e intelecciones. El cap. IV se dedica a mostrar cómo la causa trascendente a la realidad sensible no es sensible. El cap. V tiene como telón de fondo una tesis que procede de la teología negativa: la causa suprema de todo lo conceptual no es nada conceptual...

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Reseña: Las primeras cinco Cartas se relacionan con temas presentados en las obras Los Nombres de Dios y Teología Mística. La sexta presenta los criterios que lo han guiado en sus escritos. La séptima responde a los cuestionamientos de los filósofos no cristianos. La octava se liga a la obra Jerarquía Eclesiástica. La novena está en relación con la teología simbólica. La décima está dirigida a Juan evangelista, exilado en la isla de Patmos, para consolarlo y anunciarle la liberación...

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Reseña: Quiero hablar hoy de una figura muy misteriosa: un teólogo del siglo VI, cuyo nombre se desconoce, y que escribió bajo el seudónimo de Dionisio Areopagita. Con este seudónimo aludía al pasaje de la Escritura que acabamos de escuchar, es decir, el episodio narrado por S. Lucas en el capítulo XVII de los Hechos de los Apóstoles, donde se cuenta que Pablo predicó en Atenas, en el Areópago, dirigiéndose a una élite del gran mundo intelectual griego, pero al final la mayoría de los que le escuchaban no se mostró interesada, y se alejó burlándose de él; sin embargo, unos cuantos, se acercaron a san Pablo abriéndose a la fe: Dionisio, miembro del Areópago, y una mujer, Damaris...

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